TIENE NARICES
Las poderosas narices de los perros tienen 300 millones de sensores, comparado con los miserables 5 millones de los humanos. Además, los perros tienen un segundo dispositivo de olfato en la parte de atrás de la nariz que no tenemos, llamado órgano de Jacobson.
Este doble sistema olfativo permite entrenar a los perros para detectar el olor único del cáncer, conocidos como componentes biológicos volátiles.A los humanos les llevó años para descubrirlo.
En 1989, los médicos del King's College Hospital de Londres escribieron en la revista The Lancet sobre una mujer cuyo perro persistía en olfatearle un lunar en particular que tenía en su pierna. Ese lunar resultó ser un melanoma maligno en una etapa poco avanzada.
Durante los siguientes 26 años, estudios desde Francia hasta California e Italia han concluido que los perros verdaderamente pueden detectar el olor del cáncer.Los investigadores en el estudio británico actual han establecido una barra particularmente alta. Ellos quieren asegurarse de que los perros realmente puedan olfatear el cáncer y no otra cosa, como la edad avanzada o un conjunto particular de síntomas.En el estudio, los perros rodearán un carrusel que contendrá ocho muestras de orina espaciadas de forma uniforme, una de un paciente de cáncer y siete de pacientes que no tienen cáncer.
Al menos una de esas siete muestras serán de una persona de más o menos la misma edad que el paciente con cáncer, que tenga los síntomas del cáncer, pero que en realidad no padece la enfermedad.Guest, cuyo grupo está llevando a cabo el estudio, dijo que si los estudios como el de ella siguen mostrando el poder de las narices de los perros, los animales algún día podrían ser usados en conjunto con las pruebas de diagnóstico existentes, no en lugar de las mismas. Los científicos también pueden diseñar una máquina —una "nariz electrónica"— que imite las poderosas habilidades olfativas de un perro. "Es muy factible", dijo Guest.